miércoles, 30 de marzo de 2011

TENDAL IN MEMORIAN



Es sólo que cuando alguien muere, pensamos que ya se ha hecho tarde para cualquier cosa, para todo, y nos limitamos a darlo de baja. También a nuestros allegados, aunque nos cueste mucho más y los lloremos y su imagen nos acompañe en la mente cuando caminamos por las calles y en casa, y creamos durante mucho tiempo que no vamos a acostumbrarnos. Pero desde el principio sabemos que ya no debemos contar con ellos, ni siquiera para lo más nimio, para una llamada trivial o una pregunta tonta, para nada. Nada es nada. En realidad es incomprensible, porque supone tener certidumbres y eso está reñido con nuestra naturaleza: la de que alguien no va a venir más, ni a decir más, ni a dar un paso ya nunca, ni a mirarnos, ni a desviar la vista. No sé cómo lo resistimos, ni cómo nos recuperamos. No sé cómo nos olvidamos a ratos, cuando el tiempo ya ha pasado y nos ha alejado de ellos, que se quedaron quietos.



Javier Marías, "LOS ENAMORAMIENTOS"
(La foto me la regaló Íñigo y yo le apañé el color)

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