sábado, 2 de enero de 2010

EL TENDAL DEL HOMBRE DEL SACO


Hacía años que no oía hablar del Hombre del Saco, pero cuando descubrí su tendal supe que aquella era su casa aunque a él no lo vi.
La verdad es que en un principio tuve miedo pero en seguida me acordé de que yo ya no soy una niña.




Según la tradición inglesa el Hombre del Saco era, realmente, el hombre que durante los siglos XVI y XVII estaba a cargo de recoger bebés huérfanos para llevarlos a los orfanatos. Los ponía en una gran bolsa o cesto de mimbre, y se movía por toda la provincia recogiendo niños. Muchos de ellos morían antes de llegar al orfanato debido a la falta de cuidado y, obviamente, a las condiciones insalubres en las que los transportaba.

En el folclore infantil el hombre del saco es un personaje siniestro que es utilizado por los padres como argumento para obligar a los niños a obedecer, haciéndoles que teman lo que no existe porque, como dice Alejandro Dumas, "No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor". Simbólicamente lo que el hombre del saco representa es el miedo del individuo a desaparecer sorpresivamente de su entorno.


Pero también hay una realidad: sólo en España, en estos momentos, la policía y la guardia civil buscan a 12.000 menores desaparecidos (las cifras se multiplican en toda la Unión Europea), en la ciudad de Nueva Delhi se contabilizan más de 2.500 niños desaparecidos cada año... Los pequeños desaparecen de improviso, la mayoría sin dejar rastro y sin que se encuentren indicios o huellas que puedan indicar su paradero o qué ha ocurrido con ellos. No se sabe a ciencia cierta qué está detrás de este fenómeno, asociado a mafias de muy diverso signo, sectas, traficantes de órganos, psicópatas, trabajos forzados, huidas voluntarias...

También están los niños perdidos en guerras. El Comité Internacional de la Cruz Roja calcula que entre 1937 y 1939 organizó el refugio en el extranjero de 32.000 “niños de la guerra” españoles. Del país salían identificados y habiéndose elaborado detallados listados de datos. Era una marcha provisional con intenciones de reencuentro pero mantener el contacto con las familias fue difícil.

En la Alemania nazi crearon un campo de concentración para niños y jóvenes adolescentes polacos en Litzmannstadt (Polonia) que existió oficialmente desde el 1 de diciembre de 1942. El campo tenía cabida para aprox. 2.000 jóvenes de los territorios polacos occidentales que el Tercer Reich había anexionado. El personal del campo estaba formado por un grupo de hombres de las SS con tendencias sadistas que eran llamados "educadores". Los niños eran separados de sus familias, sufrían de agotamiento a causa de los pesados trabajos, de hambre y de las consecuencias de los brutales castigos. Morían de enfermedades a causa de las malas condiciones sanitarias y por los maltratos de los hombres de las SS. El campo operó hasta enero de 1945.

El tráfico de bebés fue una práctica habitual en las dictaduras militares de Argentina. En la mayoría de los casos se trataba de mujeres detenidas-desaparecidas que se encontraban embarazadas y que fueron mantenidas con vida en los centros clandestinos de detención hasta el parto, con el fin de apropiarse de los bebés. Una vez producido el nacimiento, se asesinaba a la madre y se confeccionaban documentos falsos para el bebé, suprimiendo su identidad.
Los bebés eran entonces entregados a parejas que en la mayoría de los casos eran cómplices o encubridoras del asesinato de los padres biológicos y de la supresión de la identidad de los niños, que crecieron sin saber quiénes eran ellos y sus padres y en qué circunstancias nacieron.


El 26 de agosto de 1976 fueron secuestrados los hijos del poeta argentino Juan Gelman, Nora Eva (19) y Marcelo Ariel (20), junto a su nuera María Claudia García Iruretagoyena (19), quien se encontraba embarazada de siete meses.


En 1995 Juan Gelman escribió Carta Abierta a mi Nieto:

Me resulta muy extraño hablarte de mis hijos como tus padres que no fueron. No sé si sos varón o mujer. Sé que naciste... Ahora tenés casi la edad de tus padres cuando los mataron y pronto serás mayor que ellos. Ellos se quedaron en los 20 años para siempre. Soñaban mucho con vos y con un mundo más habitable para vos. Me gustaría hablarte de ellos y que me hables de vos. Para reconocer en vos a mi hijo y para que reconozcas en mí lo que de tu padre tengo: los dos somos huérfanos de él. Para reparar de algún modo ese corte brutal o silencio que en la carne de la familia perpetró la dictadura militar. Para darte tu historia, no para apartarte de lo que no te quieras apartar. Ya sos grande, dije. Los sueños de Marcelo y Claudia no se han cumplido todavía. Menos vos, que naciste y estás quién sabe dónde ni con quién.

Éste es un fragmento de esa carta que publicó el 23 de diciembre de 1998 dos años antes de conocer a su nieta Andrea que ya y para siempre, se llama Macarena Gelman García.


1 comentario:

Pedro Incio dijo...

Luisa, ¡cuántas historias tristes¡ Pero reales...
Bicos

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